La cuarentena aceleró el proceso, y ahora quieren trabajar mientras viajan, ser parte del destino y perseguir su esencia
Los millennials, los centennials, los nómades digitales, el turismo sustentable y el “turismo del ser” han dejado de ser nombres curiosos en las secciones de tendencias y, a la luz de la pandemia, su impulso empieza a marcar el camino del nuevo mundo que surgirá una vez que se descubra la vacuna contra el COVID-19. ¿Está preparada la industria turística para asimilar este cambio en el estilo de vida de un sector cada vez más central en la economía global?
Millones de personas a lo largo de todo el mundo han decidido que no quieren volver a trabajar nueve horas a una oficina, ni sacrificar tiempo de vida para tener su propia oficina o incluso su propio apartamento. Por el contrario, sueñan con viajar, con conocer el mundo, cuidarlo y se parte de él, desafiando muchos estándares de la industria de los viajes.
Para analizar estos cambios de fondo, muchas veces imperceptibles por el ruido que genera el turismo de masas (hoy en crisis), se llevó a cabo esta semana el décimo LAB, el ciclo de videoconferencias en vivo de Turtech, a través de la empresa de marketing Madzen, que fue moderado por su cofundadora, Constanza de la Cruz.
El panel de especialistas estuvo conformado por Lucas Campodónico, director General B-Eco y la Bioguía; Marcelo Bresanovich, Country Sales Director Argentina y Chile de los hoteles Selina; Marina González, subsecretaria de Turismo de la localidad argentina de Villa La Angostura; y Valentin Abella Nazar, director Bioferia – Bioweek.
El primero en disertar o, mejor dicho, dialogar con De la Cruz, fue Campodónico, quien aseguró que en general la sustentabilidad es vista como un segmento o una tendencia, pero explicó que en realidad se trata de una “triste realidad” que los jóvenes encuentran cada vez más evidente en la “pésima distribución de la riqueza”, que les impide (como a la generación de sus padres y abuelos) acceder a una propiedad. Por lo tanto, continuó, desde hace algunos años han empezado a forjar una cultura que ya no se basa en la acumulación de bienes, sino en la búsqueda de experiencias.
Desde luego, aunque estos millennials y centennials apuestan a la sustentabilidad, a la búsqueda de su propio ser y ya no quieren establecerse permanentemente en ningún sitio, necesitan estar conectados, por lo que la tecnología es clave. Y este conjunto de factores permiten entender también la proliferación de fenómenos como el “coworking” o el “coliving”.
Pero, ¿cómo capitalizar todos estos cambios? La segunda exposición fue la de Bresanovich, quien contó cómo los hoteles Selina vienen adaptando sus propuestas para captar específicamente a este segmento a lo largo de toda la región y cómo se preparan para los cambios que aún están por vislumbrarse en el contexto pospandémico.
Según lo explicó, un 60% de las empresas pymes en Argentina habrían manifestado su intención de no volver a tener oficinas, apostando plenamente al home office o a la contratación de espacios temporales de coworking. Y ahí es donde Selina intenta posicionarse como plataforma, porque, según sostuvo, estos jóvenes cada vez más protagonistas de la economía quieren viajar y trabajar al mismo tiempo.
Como se ve, hay hoteles que ya están jugando sus cartas en esta partida. ¿Y los destinos? La localidad patagónica de Villa La Angostura cuenta cómo lo está haciendo. La subsecretaria González sostuvo que el destino se transformó en un epicentro para este “segmento”, que quiere seguir trabajando, pero hacerlo en un lugar que les resulte placentero, en contacto con la naturaleza. “Vemos que quieren sentirse parte del destino, y eso tiene que ver con este ‘turismo del ser’. Buscan terminar de trabajar, cerrar su computadora o apagar su teléfono y salir a caminar por el bosque”, expresó.
Finalmente, a su turno, Abella Nazar consideró que estos jóvenes han dejado de lado la histórica “cultura del arraigo”, lo que está forzando la ruptura de muchos formatos en las relaciones laborales. Por ejemplo, contó que en sus propios emprendimientos ya no establece oficina ni horario fijo, sino que propone un modelo “full life”, al que sus empleados acceden porque sus propósitos personales están alineados con los própósitos que sus proyectos persiguen, más allá de la rentabilidad y su sustentabilidad financiera.
FT: Hosteltur